Encarnación Ezcurra (Buenos Aires, 25 de marzo de 1795 - íd., 20 de octubre de 1838) fue una política argentina, esposa de Juan Manuel de Rosas.
Era hija de Juan Ignacio Ezcurra y Teodora de Arguibel, y contrajo matrimonio con Rosas el 16 de marzo de 1813. La anécdota tradicional cuenta que -de acuerdo con Juan Manuel- la entonces adolescente escribió una carta a éste, enviada con toda intención para ser leída por la madre de Rosas, en que supuestamente le confesaba estar embarazada, buscando así conseguir la anuencia de sus madres para un enlace estimado como temprano e inconveniente.1
Desde ese momento se convertiría en la más fiel seguidora política de su marido, ayudándolo en las circunstancias más difíciles. Su rol como impulsora de la Revolución de los Restauradores e impulsora de la Sociedad Popular Restauradora y de su brazo armado la Mazorca, mientras su marido se encontraba sobrellevando la Campaña al Desierto contra los aborígenes, le aseguró a su esposo los 17 años de control después de 1835, ya que la mencionada revolución derrocó a Juan Ramón González Balcarce y la sociedad anteriormente mencionada presionó a todos los gobiernos interinos, asegurándole a Rosas el deseo público de que se hiciera efectivo su retorno al gobierno y provocó que la Junta de Representantes, la encargada de designar gobernadores, viera a su esposo como la única opción para restablecer el orden social en la provincia.
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Encarnación Ezcurra (Buenos Aires, 25 de marzo de 1795 - íd., 20 de octubre de 1838) fue una política argentina, esposa de Juan Manuel de Rosas.
Era hija de Juan Ignacio Ezcurra y Teodora de Arguibel, y contrajo matrimonio con Rosas el 16 de marzo de 1813. La anécdota tradicional cuenta que -de acuerdo con Juan Manuel- la entonces adolescente escribió una carta a éste, enviada con toda intención para ser leída por la madre de Rosas, en que supuestamente le confesaba estar embarazada, buscando así conseguir la anuencia de sus madres para un enlace estimado como temprano e inconveniente.1
Desde ese momento se convertiría en la más fiel seguidora política de su marido, ayudándolo en las circunstancias más difíciles. Su rol como impulsora de la Revolución de los Restauradores e impulsora de la Sociedad Popular Restauradora y de su brazo armado la Mazorca, mientras su marido se encontraba sobrellevando la Campaña al Desierto contra los aborígenes, le aseguró a su esposo los 17 años de control después de 1835, ya que la mencionada revolución derrocó a Juan Ramón González Balcarce y la sociedad anteriormente mencionada presionó a todos los gobiernos interinos, asegurándole a Rosas el deseo público de que se hiciera efectivo su retorno al gobierno y provocó que la Junta de Representantes, la encargada de designar gobernadores, viera a su esposo como la única opción para restablecer el orden social en la provincia.
Encarnación Ezcurra (Buenos Aires, 25 de marzo de 1795 - Ãd., 20 de octubre de 1838) fue una polÃtica argentina, esposa de Juan Manuel de Rosas.
Era hija de Juan Ignacio Ezcurra y Teodora de Arguibel, y contrajo matrimonio con Rosas el 16 de marzo de 1813. La anécdota tradicional cuenta que -de acuerdo con Juan Manuel- la entonces adolescente escribió una carta a éste, enviada con toda intención para ser leÃda por la madre de Rosas, en que supuestamente le confesaba estar embarazada, buscando asà conseguir la anuencia de sus madres para un enlace estimado como temprano e inconveniente.[1]
Desde ese momento se convertirÃa en la más fiel seguidora polÃtica de su marido, ayudándolo en las circunstancias más difÃciles. Su rol como impulsora de la Revolución de los Restauradores e impulsora de la Sociedad Popular Restauradora y de su brazo armado la Mazorca, mientras su marido se encontraba sobrellevando la Campaña al Desierto contra los aborÃgenes, le aseguró a su esposo los 17 años de control después de 1835, ya que la mencionada revolución derrocó a Juan Ramón González Balcarce y la sociedad anteriormente mencionada presionó a todos los gobiernos interinos, asegurándole a Rosas el deseo público de que se hiciera efectivo su retorno al gobierno y provocó que la Junta de Representantes, la encargada de designar gobernadores, viera a su esposo como la única opción para restablecer el orden social en la provincia.
A partir de estos hechos, y del triunfo de su marido en la Campaña al Desierto se le atribuyó el tÃtulo de HeroÃna de la Santa Federación. Es particularmente notable que en aquella época, signada de prejuicios y con nula participación femenina en la polÃtica, una mujer haya logrado tan altas responsabilidades. Sin embargo, su figura se vio opacada por ser la inspiradora de las vigilancias, persecuciones, acusaciones, encarcelamientos y demás actos de violencia cometidos por la temible Mazorca.
Su muerte fue imprevista, a la edad de 43 años, probablemente a consecuencia de un paro cardiorrespiratorio o algo similar. Su defunción, sin embargo, estuvo cargada de un amplio duelo popular y polÃtico, a tal punto que 25.000 personas (sobre un total de 60.000 habitantes de la época) asistieron a su sepelio y a la procesión del féretro desde el Fuerte hasta el Convento de San Francisco. El cortejo fúnebre fue pagado por la Junta de Representantes, a la cual el gobernador Rosas agradeció formalmente la inversión el 1 de noviembre de 1838.
http://es.wikipedia.org/wiki/Encarnaci%C3%B3n_Ezcu...
Esposa de Juan Manuel de Rosas. Nació en Buenos Aires el 25 de marzo de 1795 y era hija de Teodora de Arguibel y Juan Ignacio de Ezcurra. Se casó con Rosas el 16 de marzo de 1813. Fue fervorosa colaboradora de su marido, por quien sentÃa devoción. Actuó en circunstancias difÃciles, haciéndose imprescindible para manejar asuntos de gobierno y también comerciales. Su intervención fue decisiva en la llamada Revolución de los restauradores, en 1833, que dio por tierra con el gobierno de Balcarce y preparo el ascenso de Rosas al poder. Gozaba de enorme popularidad entre el pueblo, al que protegÃa y halagaba, recibiéndolo en su casa, asistida por su hermana MarÃa Josefa. Falleció en Buenos Aires el 20 de octubre de 1838, y su sepelio dio lugar a grandes demostraciones de duelo por la desaparición de quien recibiera el mote de HeroÃna de la Santa Federación.