es todo lo k nos mantiene con la esperanza de cada dia, el ser eterno k nunca morira pues nuestro cuerpo puede acerlo pero nuestra alma existira siempre
En la Biblia, la palabra alma traduce el término hebreo néfesch y el griego psykjé. El término hebreo puede significar literalmente “criatura que respira”, y el griego suele transmitir la idea de “ser vivo”, “persona, individuo”. * Por tanto, puede decirse que el alma se refiere al propio ser, a la criatura o la persona en su totalidad; no a algo que tengamos en nuestro interior y sobreviva a la muerte del cuerpo. Veamos algunos pasajes bíblicos que lo confirman.
Adán al ser creado, momento en el que llegó a ser un alma viviente
Adán no recibió un alma, sino que “llegó a ser un alma”
Cuando Jehová creó a Adán, el primer ser humano, el relato bíblico señala que “el hombre llegó a ser alma viviente” (Génesis 2:7, Biblia Textual). Cabe destacar que Adán no recibió un alma, sino que llegó a ser un alma, es decir, una persona.
La Biblia dice que un alma puede tocar un cadáver (Levítico 5:2, Jünemann), alimentarse (Levítico 7:20, Katznelson), trabajar (Levítico 23:30, Huerin), desear con ansias comer carne (Deuteronomio 12:20, Nácar-Colunga, 1974) y obedecer leyes (Romanos 13:1, Reina-Valera, 1909). Solo un ser en su totalidad puede realizar dichas acciones.
¿Es algo inmortal?
No. El alma ciertamente puede morir. Decenas de pasajes bíblicos así lo demuestran. He aquí algunos ejemplos.
La Biblia dice: “El alma que peque, ésa morirá” (Ezequiel 18:4, 20, La Biblia de las Américas).
Refiriéndose al castigo que le esperaba al israelita que cometiera alguna de las ofensas más graves, la Ley decía: “Aquella alma será cortada”, o “tajada” (Éxodo 12:15, 19; 31:14, Reina-Valera, 1909; Levítico 7:20, 21, 27, Biblia de Ferrara). En Levítico 19:8, La Biblia de las familias católicas describe el mismo castigo con estas palabras: “Aquella alma perecerá”.
Algunos versículos bíblicos utilizan la expresión literal “alma muerta” al hablar del cadáver de una persona (Levítico 21:11; Números 6:6). Aunque en muchas traducciones de la Biblia se vierte esa expresión como “cuerpo muerto” o “persona muerta”, el texto original en hebreo contiene la palabra néfesch, es decir, “alma”.
Alma y vida
En la Biblia, alma también es sinónimo de vida. Por ejemplo, en Job 33:22 la palabra hebrea para “alma” (néfesch) se usa como una expresión paralela de “vida”. Y a veces, al hablar de personajes que estuvieron a punto de perder la vida, la Biblia dice que su “alma” estuvo en peligro (Éxodo 4:19; Jueces 9:17; Filipenses 2:30).
Conocer ese sentido de la palabra alma nos ayuda a entender mejor algunos versículos bíblicos. Por ejemplo, en Génesis 35:18 se dice que el alma de cierta mujer fue “saliendo”, o como lo expresa la versión Torres Amat, que ella estuvo “exhalando el alma”. Esta es una figura retórica que comunica la idea de que la vida de aquella mujer estaba acabando. Por eso, algunas traducciones dicen en este versículo que la mujer estaba “dando el último suspiro” (La Biblia Latinoamérica, 2011).
¿Dónde se originó la creencia de que el alma es inmortal?
Esta creencia —común hoy a muchas religiones cristianas— no se basa en la Biblia; más bien, proviene de los antiguos griegos. De hecho, el Diccionario enciclopédico del Cristianismo explica: “Esta concepción de alma deriva de la antigua filosofía griega, según la cual, en el hombre, el cuerpo (sōma) está separado del alma (psychḗ), de la que es instrumento. La Biblia, en cambio, expresa una concepción no dualista que ve al hombre como una realidad unitaria”.
Dios está en contra de que las ideas humanas, como la creencia de que el alma es inmortal, se mezclen con lo que él enseña. “Cuidado —advierte la Biblia—: quizás haya alguien que se los lleve como presa suya mediante la filosofía y el vano engaño según la tradición de los hombres.” (Colosenses 2:8.)
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es la esencia de uno mismo, el ser, es en donde se encuentra tu verdadero yo. un lugar para guardar las emociones y pensamientos mas profundos...
no es facil describirlo pero esa es mi opinion sobre ello n_n
el alma realmente no existe pero si existe un órgano que se llama cerebro que es el encargado de nuestro ser !
es todo lo k nos mantiene con la esperanza de cada dia, el ser eterno k nunca morira pues nuestro cuerpo puede acerlo pero nuestra alma existira siempre
yo creo que es la esencia de cada uno
http://www.youtube.com/watch?v=DI3iSxmxSi0&feature...
La respuesta que da la Biblia
En la Biblia, la palabra alma traduce el término hebreo néfesch y el griego psykjé. El término hebreo puede significar literalmente “criatura que respira”, y el griego suele transmitir la idea de “ser vivo”, “persona, individuo”. * Por tanto, puede decirse que el alma se refiere al propio ser, a la criatura o la persona en su totalidad; no a algo que tengamos en nuestro interior y sobreviva a la muerte del cuerpo. Veamos algunos pasajes bíblicos que lo confirman.
Adán al ser creado, momento en el que llegó a ser un alma viviente
Adán no recibió un alma, sino que “llegó a ser un alma”
Cuando Jehová creó a Adán, el primer ser humano, el relato bíblico señala que “el hombre llegó a ser alma viviente” (Génesis 2:7, Biblia Textual). Cabe destacar que Adán no recibió un alma, sino que llegó a ser un alma, es decir, una persona.
La Biblia dice que un alma puede tocar un cadáver (Levítico 5:2, Jünemann), alimentarse (Levítico 7:20, Katznelson), trabajar (Levítico 23:30, Huerin), desear con ansias comer carne (Deuteronomio 12:20, Nácar-Colunga, 1974) y obedecer leyes (Romanos 13:1, Reina-Valera, 1909). Solo un ser en su totalidad puede realizar dichas acciones.
¿Es algo inmortal?
No. El alma ciertamente puede morir. Decenas de pasajes bíblicos así lo demuestran. He aquí algunos ejemplos.
La Biblia dice: “El alma que peque, ésa morirá” (Ezequiel 18:4, 20, La Biblia de las Américas).
Refiriéndose al castigo que le esperaba al israelita que cometiera alguna de las ofensas más graves, la Ley decía: “Aquella alma será cortada”, o “tajada” (Éxodo 12:15, 19; 31:14, Reina-Valera, 1909; Levítico 7:20, 21, 27, Biblia de Ferrara). En Levítico 19:8, La Biblia de las familias católicas describe el mismo castigo con estas palabras: “Aquella alma perecerá”.
Algunos versículos bíblicos utilizan la expresión literal “alma muerta” al hablar del cadáver de una persona (Levítico 21:11; Números 6:6). Aunque en muchas traducciones de la Biblia se vierte esa expresión como “cuerpo muerto” o “persona muerta”, el texto original en hebreo contiene la palabra néfesch, es decir, “alma”.
Alma y vida
En la Biblia, alma también es sinónimo de vida. Por ejemplo, en Job 33:22 la palabra hebrea para “alma” (néfesch) se usa como una expresión paralela de “vida”. Y a veces, al hablar de personajes que estuvieron a punto de perder la vida, la Biblia dice que su “alma” estuvo en peligro (Éxodo 4:19; Jueces 9:17; Filipenses 2:30).
Conocer ese sentido de la palabra alma nos ayuda a entender mejor algunos versículos bíblicos. Por ejemplo, en Génesis 35:18 se dice que el alma de cierta mujer fue “saliendo”, o como lo expresa la versión Torres Amat, que ella estuvo “exhalando el alma”. Esta es una figura retórica que comunica la idea de que la vida de aquella mujer estaba acabando. Por eso, algunas traducciones dicen en este versículo que la mujer estaba “dando el último suspiro” (La Biblia Latinoamérica, 2011).
¿Dónde se originó la creencia de que el alma es inmortal?
Esta creencia —común hoy a muchas religiones cristianas— no se basa en la Biblia; más bien, proviene de los antiguos griegos. De hecho, el Diccionario enciclopédico del Cristianismo explica: “Esta concepción de alma deriva de la antigua filosofía griega, según la cual, en el hombre, el cuerpo (sōma) está separado del alma (psychḗ), de la que es instrumento. La Biblia, en cambio, expresa una concepción no dualista que ve al hombre como una realidad unitaria”.
Dios está en contra de que las ideas humanas, como la creencia de que el alma es inmortal, se mezclen con lo que él enseña. “Cuidado —advierte la Biblia—: quizás haya alguien que se los lleve como presa suya mediante la filosofía y el vano engaño según la tradición de los hombres.” (Colosenses 2:8.)