La creación del Virreinato del Río de la Plata se hizo con la fusión de los territorios del Alto Perú, las gobernaciones del Paraguay, Tucumán y del Río de la Plata y el corregimiento de Cuyo que hasta entonces era parte de la Capitanía General de Chile.
El 1 de agosto de 1776 el rey Carlos III dictó una Real Cédula creando provisoriamente el Virreinato, concediéndole a Pedro de Cevallos el carácter de "Virrey, Gobernador, Capitán General y Superior Presidente de la Real Audiencia de Charcas". La jurisdicción del Virreinato fue indicada en la Real Cédula:
Las provincias de Buenos Aires, Paraguay, Tucumán, Potosí, Santa Cruz de la Sierra, Charcas y los corregimientos, pueblos y territorios a que se extiende la jurisdicción de aquella Audiencia de Charcas, correspondiendo así mismo bajo vuestro mando y jurisdicción los territorios de las ciudades de Mendoza y San Juan del Pico, que hoy se hallan dependientes de la jurisdicción de Chile, con absoluta independencia del Virrey del Perú y del Presidente de Chile
El 20 de febrero de 1777, Pedro de Cevallos, al frente de una flota de 116 barcos, ocupó la isla de Santa Catalina. Luego se dirigió al sur de la Banda Oriental y el 30 de mayo se apoderó de la Colonia del Sacramento (que luego arrasó). En septiembre continuó la ofensiva en el Este del territorio y tomó la fortaleza de Santa Teresa y el fuerte de San Miguel, avanzando sobre la población de Río Grande, pero la ofensiva fue detenida por la firma de la paz entre España y Portugal.
Expedición de Ceballos de 1776 e instauración del virreinato
El Tratado de San Ildefonso entre España y Portugal en 1777, concedió la soberanía española sobre la Colonia del Sacramento y la isla San Gabriel, pero obligó a España a renunciar definitivamente al territorio de Río Grande, al este de la Banda Oriental, que había ido siendo ocupado paulatinamente por Portugal y cuya posesión se había consolidado con el Tratado de Madrid (1750).
Según otra Real Cédula dictada en San Lorenzo el 27 de octubre de 1777, se da por definitivamente constituida la administración virreinal y se terminó con su mero carácter excepcional:
(...) Don Juan José de Vertiz, Teniente General de mis Reales Ejércitos: Por mi cédula de 1º de agosto del año próximo pasado, tuve por conveniente nombrar para Virey, Gobernador y Capitan General de las Provincias del Rio de la Plata, y distrito de la Audiencia de Charcas con los territorios de las ciudades de Mendoza y San Juan de la Frontera ó del Pico de la Gobernacion de Chile, al Capitan General de mis Reales Ejércitos don Pedro de Cevallos, mediante las circunstancias que entónces concurrian para ello, y durante se mantuviese este Capitan General en la comision á que fue destinado en esa América meridional. Y comprendiendo ya lo muy importante que es á mi Real servicio y bien de mis vasallos en esa parte de mis dominios la permanencia de esta dignidad, porque desde Lima á distancia de mil leguas no es posible atender al Gobierno de las espresadas Provincias tan remotas, ni cuidar á que el Virey de ellas dé la fuerza y conservacion de ellas en tiempo de guerra: He venido en resolver la continuacion del citado empleo de Virey, Gobernador y Capitan General de las Provincias de Buenos Aires, Paraguay, Tucuman, Potosi, Santa Cruz de la Sierra, Charcas, y de todos los corregimientos, pueblos y territorios á que se estiende la jurisdiccion de aquella Audiencia, comprendiéndose assi mismo bajo del propio mando y jurisdiccion, los territorios de las ciudades de Mendoza y San Juan del Pico, que estaban a cargo de la gobernacion de Chile, con absoluta independencia del Virey de Perú y del presidente de Chile (...)
La ciudad de la Santísima Trinidad y puerto de Santa María del Buen Ayre fue elegida como capital del virreinato, porque su puerto abastecía un amplio mercado. Con el Reglamento de Libre Comercio de 1778, el puerto de Buenos Aires tuvo vinculaciones con España y con casi toda América. Sin embargo, por su fondo arenoso, en sus muelles no podían amarrarse buques de gran calado. Por esto, el puerto de Montevideo, con fondo de piedras y mayor profundidad daba ventajas naturales que le permitieron ganar una importancia comparable al de Buenos Aires o aún mayor. Esto le granjeó en varias oportunidades enfrentamientos con la capital del virreinato.
También Montevideo en poco tiempo se transformó en un gran centro comercial. Su estratégica posición le permitía un gran movimiento de buques mercantes. La ciudad creció rápidamente, en especial el sector social vinculado al comercio, principalmente ganadero. Para la ciudad, el negocio que más prosperó fue el llamado comercio de tránsito: las mercaderías que pasaban por el puerto de Montevideo pagaban un impuesto por los días de permanencia en el mismo. Todo este desarrollo económico y social que experimentó la zona, no venía acompañado de reformas administrativas que se acomodaran a ese crecimiento económico.
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La creación del Virreinato del Río de la Plata se hizo con la fusión de los territorios del Alto Perú, las gobernaciones del Paraguay, Tucumán y del Río de la Plata y el corregimiento de Cuyo que hasta entonces era parte de la Capitanía General de Chile.
El 1 de agosto de 1776 el rey Carlos III dictó una Real Cédula creando provisoriamente el Virreinato, concediéndole a Pedro de Cevallos el carácter de "Virrey, Gobernador, Capitán General y Superior Presidente de la Real Audiencia de Charcas". La jurisdicción del Virreinato fue indicada en la Real Cédula:
Las provincias de Buenos Aires, Paraguay, Tucumán, Potosí, Santa Cruz de la Sierra, Charcas y los corregimientos, pueblos y territorios a que se extiende la jurisdicción de aquella Audiencia de Charcas, correspondiendo así mismo bajo vuestro mando y jurisdicción los territorios de las ciudades de Mendoza y San Juan del Pico, que hoy se hallan dependientes de la jurisdicción de Chile, con absoluta independencia del Virrey del Perú y del Presidente de Chile
El 20 de febrero de 1777, Pedro de Cevallos, al frente de una flota de 116 barcos, ocupó la isla de Santa Catalina. Luego se dirigió al sur de la Banda Oriental y el 30 de mayo se apoderó de la Colonia del Sacramento (que luego arrasó). En septiembre continuó la ofensiva en el Este del territorio y tomó la fortaleza de Santa Teresa y el fuerte de San Miguel, avanzando sobre la población de Río Grande, pero la ofensiva fue detenida por la firma de la paz entre España y Portugal.
Expedición de Ceballos de 1776 e instauración del virreinato
El Tratado de San Ildefonso entre España y Portugal en 1777, concedió la soberanía española sobre la Colonia del Sacramento y la isla San Gabriel, pero obligó a España a renunciar definitivamente al territorio de Río Grande, al este de la Banda Oriental, que había ido siendo ocupado paulatinamente por Portugal y cuya posesión se había consolidado con el Tratado de Madrid (1750).
Según otra Real Cédula dictada en San Lorenzo el 27 de octubre de 1777, se da por definitivamente constituida la administración virreinal y se terminó con su mero carácter excepcional:
(...) Don Juan José de Vertiz, Teniente General de mis Reales Ejércitos: Por mi cédula de 1º de agosto del año próximo pasado, tuve por conveniente nombrar para Virey, Gobernador y Capitan General de las Provincias del Rio de la Plata, y distrito de la Audiencia de Charcas con los territorios de las ciudades de Mendoza y San Juan de la Frontera ó del Pico de la Gobernacion de Chile, al Capitan General de mis Reales Ejércitos don Pedro de Cevallos, mediante las circunstancias que entónces concurrian para ello, y durante se mantuviese este Capitan General en la comision á que fue destinado en esa América meridional. Y comprendiendo ya lo muy importante que es á mi Real servicio y bien de mis vasallos en esa parte de mis dominios la permanencia de esta dignidad, porque desde Lima á distancia de mil leguas no es posible atender al Gobierno de las espresadas Provincias tan remotas, ni cuidar á que el Virey de ellas dé la fuerza y conservacion de ellas en tiempo de guerra: He venido en resolver la continuacion del citado empleo de Virey, Gobernador y Capitan General de las Provincias de Buenos Aires, Paraguay, Tucuman, Potosi, Santa Cruz de la Sierra, Charcas, y de todos los corregimientos, pueblos y territorios á que se estiende la jurisdiccion de aquella Audiencia, comprendiéndose assi mismo bajo del propio mando y jurisdiccion, los territorios de las ciudades de Mendoza y San Juan del Pico, que estaban a cargo de la gobernacion de Chile, con absoluta independencia del Virey de Perú y del presidente de Chile (...)
La ciudad de la Santísima Trinidad y puerto de Santa María del Buen Ayre fue elegida como capital del virreinato, porque su puerto abastecía un amplio mercado. Con el Reglamento de Libre Comercio de 1778, el puerto de Buenos Aires tuvo vinculaciones con España y con casi toda América. Sin embargo, por su fondo arenoso, en sus muelles no podían amarrarse buques de gran calado. Por esto, el puerto de Montevideo, con fondo de piedras y mayor profundidad daba ventajas naturales que le permitieron ganar una importancia comparable al de Buenos Aires o aún mayor. Esto le granjeó en varias oportunidades enfrentamientos con la capital del virreinato.
También Montevideo en poco tiempo se transformó en un gran centro comercial. Su estratégica posición le permitía un gran movimiento de buques mercantes. La ciudad creció rápidamente, en especial el sector social vinculado al comercio, principalmente ganadero. Para la ciudad, el negocio que más prosperó fue el llamado comercio de tránsito: las mercaderías que pasaban por el puerto de Montevideo pagaban un impuesto por los días de permanencia en el mismo. Todo este desarrollo económico y social que experimentó la zona, no venía acompañado de reformas administrativas que se acomodaran a ese crecimiento económico.
Para su mejor administración, la Real Ordenanza d