Comprenderás que aquella vez, que amaste y fuiste correspondido, con ese amor de besos inmensurables, valió la pena la lágrima, que selló el adiós y que a veces tarda en secarse.
Comprenderás que en aquella ocasión que amaste en vano, no tenía sentido llorar en los rincones porque se trataba apenas de un espejismo que tu corazón se empeñó en endiosar.
El poema se llama comprenderás; no se de quien es y lo q te puse es solo un extracto, y me gusta por lo cierto q es...
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Comprenderás que aquella vez, que amaste y fuiste correspondido, con ese amor de besos inmensurables, valió la pena la lágrima, que selló el adiós y que a veces tarda en secarse.
Comprenderás que en aquella ocasión que amaste en vano, no tenía sentido llorar en los rincones porque se trataba apenas de un espejismo que tu corazón se empeñó en endiosar.
El poema se llama comprenderás; no se de quien es y lo q te puse es solo un extracto, y me gusta por lo cierto q es...
Estoy totalmente de acuerdo con los 20 poemas de amor de Pablo Neruda a mi me encantan
El poema no. 10 de Pablo Neruda:
Hemos perdido aún este crepúsuclo.
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
mientras la noche azul caÃa sobre el mundo.
He visto desde mi ventana
la fiesta del poniente en los cerros lejanos.
A veces como una moneda
se encendÃa un pedazo de sol entre mis manos.
Yo te recordaba con el alma apretada
de esa tristeza que tú conoces.
Entonces, dónde estabas?
Entre qué gentes?
Diciendo qué palabras?
Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando me siento triste, y te siento lejana?
Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo,
y como un perro herido rodó a mis pies mi capa.
Siempre, siempre te alejas en las tardes
hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.
Para mÃ, lo mejor en poemas de amor y desamor, son Los Veinte Poemas de Amor y La canción desesperada de Pablo Neruda.Chau
Porque sin vos,
qué soy sino desastres?
A dónde voy a parar desviado de vos?
Bien mÃo, misericordia mÃa
Sol que soleás en medio del amor.-
Juan Gelman.-
Me gusta porque es breve, no tiene términos grandielocuentes y porque amo a Juan Gelman, poeta Argentino.-
Un abrazo desde >Uruguay.-
Nocturno a Rosario de Manuel Acuña:
Nocturno a Rosario
I
¡Pues bien! yo necesito
decirte que te adoro
decirte que te quiero
con todo el corazón;
que es mucho lo que sufro,
que es mucho lo que lloro,
que ya no puedo tanto
al grito que te imploro,
te imploro y te hablo en nombre
de mi última ilusión.
II
Yo quiero que tu sepas
que ya hace muchos dÃas
estoy enfermo y pálido
de tanto no dormir;
que ya se han muerto todas
las esperanzas mÃas,
que están mis noches negras,
tan negras y sombrÃas,
que ya no sé ni dónde
se alzaba el porvenir.
III
De noche, cuando pongo
mis sienes en la almohada
y hacia otro mundo quiero
mi espÃritu volver,
camino mucho, mucho,
y al fin de la jornada
las formas de mi madre
se pierden en la nada
y tú de nuevo vuelves
en mi alma a aparecer.
IV
Comprendo que tus besos
jamás han de ser mÃos,
comprendo que en tus ojos
no me he de ver jamás,
y te amo y en mis locos
y ardientes desvarÃos
bendigo tus desdenes,
adoro tus desvÃos,
y en vez de amarte menos
te quiero mucho más.
V
A veces pienso en darte
mi eterna despedida,
borrarte en mis recuerdos
y hundirte en mi pasión
mas si es en vano todo
y el alma no te olvida,
¿Qué quieres tú que yo haga,
pedazo de mi vida?
¿Qué quieres tu que yo haga
con este corazón?
VI
Y luego que ya estaba
concluÃdo tu santuario,
tu lámpara encendida,
tu velo en el altar;
el sol de la mañana
detrás del campanario,
chispeando las antorchas,
humeando el incensario,
y abierta alla a lo lejos
la puerta del hogar...
VII
¡Qué hermoso hubiera sido
vivir bajo aquel techo,
los dos unidos siempre
y amándonos los dos;
tú siempre enamorada,
yo siempre satisfecho,
los dos una sola alma,
los dos un solo pecho,
y en medio de nosotros
mi madre como un Dios!
VIII
¡Figúrate qué hermosas
las horas de esa vida!
¡Qué dulce y bello el viaje
por una tierra asÃ!
Y yo soñaba en eso,
mi santa prometida;
y al delirar en ello
con alma estremecida,
pensaba yo en ser bueno
por tÃ, no mas por ti.
IX
¡Bien sabe Dios que ese era
mi mas hermoso sueño,
mi afán y mi esperanza,
mi dicha y mi placer;
bien sabe Dios que en nada
cifraba yo mi empeño,
sino en amarte mucho
bajo el hogar risueño
que me envolvió en sus besos
cuando me vio nacer!
X
Esa era mi esperanza...
mas ya que a sus fulgores
se opone el hondo abismo
que existe entre los dos,
¡Adiós por la vez última,
amor de mis amores;
la luz de mis tinieblas,
la esencia de mis flores;
mi lira de poeta,
mi juventud, adiós!