Bueno yo creo que si porque me complace ayudar a quien lo necesita, claro dentro de mis posibilidades.
Te cuento algo:
Hace algún tiempo trabaje en una empresa donde había un comedor para todos y la misma empresa nos daba el almuerzo, entonces había un muchacho que todos los días recogía la comida que todos los compañeros dejaban y todos nos preguntábamos ¿porque lo hacía? y resulta que después vimos que el mismo comedor de la empresa empezó a darle todos los almuerzos que quedaban y él le pedía un aventón a otro compañero todos los días en la tarde al salir del trabajo, y resulta que se llevaba toda esa comida y la repartía en la calle a los indigentes y personas que viven en la calle, desde entonces todos empezamos a colaborar con él. De verdad este ser humano era extraordinario, porque ¿tú sabes lo que es dedicar tiempo todos los días a eso? y te digo que era porque después me salí de ese trabajo y le perdí la pista no lo he visto mas. Y me he llegado a preguntar siempre ¿qué sería del mundo si todos fuéramos de esa manera tan caritativa y tan humana como lo era ese muchacho?
Doy muchas cosas, demasiadas, si esa es la pregunta. Además no discrimino jamás ni por religión, sexo, etnia, o lo que sea. Lloro por dentro al ver los noticieros, etc.
La Caridad es una de las virtudes más difíciles de poner en práctica debido a nuestra soberbia. Caridad no consiste en dar limosna, Caridad es amar a tu prójimo, de manera especial a tu enemigo, al que te daña, al que murmura en tu contra, vale la pena que leas lo que a continuación te expongo:................................
El perdón de las ofensas
Fuente: Catholic.net
Autor: P . Clemente González
Mateo 18, 21-35
En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó: Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.Y les propuso esta parábola: el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase. Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: "Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré." Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda. Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: "Paga lo que debes." Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: "Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré." Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía. Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: "Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?" Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano.
Reflexión
Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar? Con esta respuesta Jesús no nos dice que perdonar sea fácil, sino que es un requisito absolutamente indispensable para nuestra vida. Podríamos decir que es un mandamiento, porque nos dice ¡perdona! De otra forma el corazón se encuentra como una ciudad asediada por el enemigo, la caridad rodeada por el odio y el progreso espiritual sumergido en un pozo profundo.
Por otro lado, no debemos preocuparnos por la correspondencia del otro si hemos hecho lo que estaba de nuestra parte. Cada uno es diverso y, por lo tanto, cada uno dará cuentas a Dios de lo que ha hecho con su vida y con sus acciones.
Nuestro corazón deber ser un castillo donde sólo reine Dios. Él es amor, como dice san Juan en su primera epístola, y como tal aborrece el odio. Si, por el contrario, permitimos entrar al odio en nuestro corazón, Cristo abandonará el sitio que estaba ocupando dentro de nosotros porque no puede ser amigo de quien odia. Por este motivo debemos trabajar en amar en lugar de odiar, comprender en lugar de pensar mal, perdonar en lugar de buscar la venganza.
Odiando, matamos nuestra alma. El deseo de venganza significa que se quiere superar al otro en hacer el mal y esto en vez de sanar la situación la empeora. Pidamos a Cristo la gracia de contar con un corazón como el suyo que sepa amar y perdonar a pesar de las grandes o pequeñas dificultades de la vida.
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Bueno yo creo que si porque me complace ayudar a quien lo necesita, claro dentro de mis posibilidades.
Te cuento algo:
Hace algún tiempo trabaje en una empresa donde había un comedor para todos y la misma empresa nos daba el almuerzo, entonces había un muchacho que todos los días recogía la comida que todos los compañeros dejaban y todos nos preguntábamos ¿porque lo hacía? y resulta que después vimos que el mismo comedor de la empresa empezó a darle todos los almuerzos que quedaban y él le pedía un aventón a otro compañero todos los días en la tarde al salir del trabajo, y resulta que se llevaba toda esa comida y la repartía en la calle a los indigentes y personas que viven en la calle, desde entonces todos empezamos a colaborar con él. De verdad este ser humano era extraordinario, porque ¿tú sabes lo que es dedicar tiempo todos los días a eso? y te digo que era porque después me salí de ese trabajo y le perdí la pista no lo he visto mas. Y me he llegado a preguntar siempre ¿qué sería del mundo si todos fuéramos de esa manera tan caritativa y tan humana como lo era ese muchacho?
Doy muchas cosas, demasiadas, si esa es la pregunta. Además no discrimino jamás ni por religión, sexo, etnia, o lo que sea. Lloro por dentro al ver los noticieros, etc.
Si eso es ser caritativa, si lo soy.
¿Y vos?
Saludos!
Verdaderamente solo lo podrías deducir tu misma conociéndome, porque yo te diría que mas que caritativo me gusta ayudar.....
Lamentablemente no mucho, desconfío demasiado de las apariencias.
Si, siempre....
La Caridad es una de las virtudes más difíciles de poner en práctica debido a nuestra soberbia. Caridad no consiste en dar limosna, Caridad es amar a tu prójimo, de manera especial a tu enemigo, al que te daña, al que murmura en tu contra, vale la pena que leas lo que a continuación te expongo:................................
El perdón de las ofensas
Fuente: Catholic.net
Autor: P . Clemente González
Mateo 18, 21-35
En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó: Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.Y les propuso esta parábola: el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase. Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: "Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré." Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda. Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: "Paga lo que debes." Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: "Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré." Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía. Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: "Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?" Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano.
Reflexión
Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar? Con esta respuesta Jesús no nos dice que perdonar sea fácil, sino que es un requisito absolutamente indispensable para nuestra vida. Podríamos decir que es un mandamiento, porque nos dice ¡perdona! De otra forma el corazón se encuentra como una ciudad asediada por el enemigo, la caridad rodeada por el odio y el progreso espiritual sumergido en un pozo profundo.
Por otro lado, no debemos preocuparnos por la correspondencia del otro si hemos hecho lo que estaba de nuestra parte. Cada uno es diverso y, por lo tanto, cada uno dará cuentas a Dios de lo que ha hecho con su vida y con sus acciones.
Nuestro corazón deber ser un castillo donde sólo reine Dios. Él es amor, como dice san Juan en su primera epístola, y como tal aborrece el odio. Si, por el contrario, permitimos entrar al odio en nuestro corazón, Cristo abandonará el sitio que estaba ocupando dentro de nosotros porque no puede ser amigo de quien odia. Por este motivo debemos trabajar en amar en lugar de odiar, comprender en lugar de pensar mal, perdonar en lugar de buscar la venganza.
Odiando, matamos nuestra alma. El deseo de venganza significa que se quiere superar al otro en hacer el mal y esto en vez de sanar la situación la empeora. Pidamos a Cristo la gracia de contar con un corazón como el suyo que sepa amar y perdonar a pesar de las grandes o pequeñas dificultades de la vida.
Que Dios te siga bendiciendo
Si lo soy
Demasiado!! me gusta ser muy solidaria