El libro es uno de los más importantes de la historiografía del siglo XX y plantea una Nueva historia, fundamentada en lo social y lo económico, con una nueva forma de acercarse a las fuentes,
El historiador piensa no sólo lo “humano”. La atmósfera en que su pensamiento respira naturalmente es la categoría de la duración.
Es difícil, imaginar que una ciencia, sea la que fuere, pueda hacer abstracción del tiempo. El tiempo de la historia, realidad concreta y viva abandonada a su impulso irrevertible, es el plasma mismo en que se bañan los fenómenos y algo así como el lugar de su inteligibilidad. . El numero de segundos de años o de siglos que exige un cuerpo radiactivo para convertirse en otros cuerpos es un dato fundamental de la atomística.
Pero que esta o aquella de sus metamorfosis haya ocurrido hace mil años, ayer y hoy o que deba producirse mañana, es algo que interesa al geólogo, por que la geología es a su manera una disciplina histórica, mas deja el físico perfectamente impávido. En cambio a ningún historiador le bastara comprobar que Cesar necesito ocho años para conquistar la Galia; que Lutero necesito quince años para que del novicio ortodoxo de Erfurt saliera el reformador de Wittemberg.
Ahora bien este tiempo verdadero es, por su propia naturaleza, un continuo. Es también cambio perpetuo. De la antitesis de estos dos atributos provienen los grandes problemas de la investigación histórica. Este antes, antes que otro alguno, pues, pone, en tale de juicio, hasta la razón de nuestros trabajos.
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El libro es uno de los más importantes de la historiografía del siglo XX y plantea una Nueva historia, fundamentada en lo social y lo económico, con una nueva forma de acercarse a las fuentes,
El historiador piensa no sólo lo “humano”. La atmósfera en que su pensamiento respira naturalmente es la categoría de la duración.
Es difícil, imaginar que una ciencia, sea la que fuere, pueda hacer abstracción del tiempo. El tiempo de la historia, realidad concreta y viva abandonada a su impulso irrevertible, es el plasma mismo en que se bañan los fenómenos y algo así como el lugar de su inteligibilidad. . El numero de segundos de años o de siglos que exige un cuerpo radiactivo para convertirse en otros cuerpos es un dato fundamental de la atomística.
Pero que esta o aquella de sus metamorfosis haya ocurrido hace mil años, ayer y hoy o que deba producirse mañana, es algo que interesa al geólogo, por que la geología es a su manera una disciplina histórica, mas deja el físico perfectamente impávido. En cambio a ningún historiador le bastara comprobar que Cesar necesito ocho años para conquistar la Galia; que Lutero necesito quince años para que del novicio ortodoxo de Erfurt saliera el reformador de Wittemberg.
Ahora bien este tiempo verdadero es, por su propia naturaleza, un continuo. Es también cambio perpetuo. De la antitesis de estos dos atributos provienen los grandes problemas de la investigación histórica. Este antes, antes que otro alguno, pues, pone, en tale de juicio, hasta la razón de nuestros trabajos.
·Bloch se interesa por las cuestiones de historia social, explora las vÃas de una antropologÃa histórica de la creencia, es historiador de las sociedades rurales. El contacto con la geografÃa humana lo llevó a estudios fructÃferos, el marco geográfico lo transformó en la interacción entre el grupo social y el medio natural. Dedicó estudios a la atmósfera mental, una vez explicado el medio, precisaba la mentalidad; concentró sus investigaciones en los fenómenos mentales alejados del pensamiento reflejo y articuladas con la vida social y material. De alguna manera la historia de las mentalidades de Bloch mantiene una mejor continuidad con la antropologÃa histórica actual. El historiador -recomienda- debe relacionar constantemente entre la experiencia vivida del presente y las huellas documentales dejadas por el pasado. Explica las actitudes morales o afectivas por su enraizamiento social en las condiciones económicas o demográficas de la época. En sus reflexiones sobre el trabajo del historiador, se concentra en los problemas concretos en lugar de la reflexión teórica. Fomentó la utilización de la historia regresiva y del método comparativo. Demostró que la historia podÃa por el comparatismo, ganar en rigor cientÃfico sin perder nada de su identidad. Sus investigaciones y sus ideas sobre la historia comparada le reconocieron durante los años 30 una fama internacional.
Salu2 Ojala te sirva.