La Iglesia Anglicano se formó para que se autorizara un divorcio. ¿Nunca oiste hablar de Enrique VIII? El fundó la Iglesia Anglicana para poder divorciarse.
No se si pasa mucho por manos de la iglesia ese tema, créo que es algo más personal...
Créo que si conocés a Cristo y sabiendo las cosas que dijo acerca del matrimonio te vas a casar, diría pues que pidas a Jesús que traiga a tu vida la persona ideal para vivir junto a ella dignamente.
Debe ser terrible casarte para después terminar mal...
¿Sobre qué única base bíblica podría divorciarse el cristiano?
Jesús dijo en su Sermón del Monte: “Además se dijo: ‘Cualquiera que se divorcie de su esposa, déle un certificado de divorcio’. Sin embargo, yo les digo que todo el que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, la expone al adulterio, y cualquiera que se case con una divorciada comete adulterio”. (Mt 5:31, 32.) Posteriormente, después de decirles a los fariseos que la concesión de divorcio registrada en la ley mosaica no había sido una disposición vigente “desde el principio”, comentó: “Yo les digo que cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, y se case con otra, comete adulterio”. (Mt 19:8, 9.) En nuestro día, suele distinguirse entre “fornicación” y “adulterio”: el primer término aplica a la persona que tiene relaciones sexuales con otra del sexo opuesto sin estar casada, y el segundo, a la persona casada que consiente en tener ayuntamiento sexual con alguien del sexo opuesto que no es su cónyuge legal. Sin embargo, como se explica en el artículo FORNICACIÓN, este término traduce la palabra griega por·néi·a, que engloba toda forma de acto sexual ilícito fuera del matrimonio bíblico. En consecuencia, las palabras de Jesús en Mateo 5:32 y 19:9 indican que la única base válida para el divorcio es que uno de los dos cónyuges cometa por·néi·a. Dada esta circunstancia, un cristiano podría valerse de este recurso y divorciarse de su cónyuge, con lo que quedaría libre para casarse de nuevo, si lo desease, con una persona de su misma fe. (1Co 7:39.)
Si una persona casada tuviese relaciones sexuales con alguien de su mismo sexo, incurriría en un acto sucio y repulsivo (homosexualidad) y, de no arrepentirse, no podría ser contado entre los herederos del Reino. Las Escrituras también condenan el ayuntamiento con animales: la bestialidad. (Le 18:22, 23; Ro 1:24-27; 1Co 6:9, 10.) Todos estos actos —sucios en sumo grado— quedan englobados en el amplio concepto de por·néi·a. Además, ha de decirse que bajo la ley mosaica la homosexualidad y la bestialidad comportaban la pena de muerte y dejaban al cónyuge inocente en libertad para casarse de nuevo. (Le 20:13, 15, 16.)
Por otra parte, Jesucristo dijo que “todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón”. (Mt 5:28.) Sin embargo, no quiso decir con esto que ese sentimiento interior, no materializado, daba base para el divorcio. Con sus palabras, Jesús puso de manifiesto que el corazón debe mantenerse limpio y que no es procedente albergar pensamientos y deseos impropios. (Flp 4:8; Snt 1:14, 15.)
La ley rabínica judía realzaba el deber que tenía la pareja de hacer uso del débito conyugal, y si la esposa era estéril, permitía que el esposo se divorciara de ella. Sin embargo, en las Escrituras no hay base alguna que le otorgue al cristiano esa prerrogativa. La prolongada esterilidad de Sara no le dio base a Abrahán para divorciarse de ella, como tampoco —por la misma razón— pensó Isaac en divorciarse de Rebeca, Jacob de Raquel o el sacerdote Zacarías de Elisabet. (Gé 11:30; 17:17; 25:19-26; 29:31; 30:1, 2, 22-25; Lu 1:5-7, 18, 24, 57.)
No hay nada en las Escrituras que justifique a un cristiano divorciarse de su cónyuge por ser este incapaz de pagar el débito conyugal, haber perdido su sano juicio o contraído una enfermedad incurable o repulsiva. El espíritu de amor, que es propio de los cristianos, induce, no al divorcio, sino a tratar con conmiseración a ese cónyuge. (Ef 5:28-31.) Tampoco otorga la Biblia al cristiano el derecho de divorciarse de su cónyuge por ser de diferente religión; muestra, más bien, que si permanecen juntos, el cónyuge cristiano puede atraer al incrédulo a la fe verdadera. (1Co 7:12-16; 1Pe 3:1-7.)
Cuando Jesús dijo en el Sermón del Monte que ‘todo el que se divorciara de su esposa por cualquier otro motivo que no fuese el de la fornicación, la exponía al adulterio, y que cualquiera que se casara con una divorciada cometería adulterio’ (Mt 5:32), mostró que si el divorcio se producía por motivos ajenos a la por·néi·a de la esposa, el esposo la dejaría ante el riesgo de incurrir en adulterio en el futuro. Siendo que la base del divorcio no era el adulterio, no tenía verdadero valor desvinculante y, por lo tanto, no la dejaba en libertad para casarse con otro hombre y hacer vida conyugal con él. Además, cuando Cristo dijo que cualquiera que “se case con una divorciada comete adulterio”, se refería a una mujer divorciada por razones ajenas al “motivo de fornicación” (por·néi·a). Su divorcio, aunque legalmente válido, no tenía el refrendo de las Escrituras.
Marcos, al igual que Mateo (Mt 19:3-9), registró lo que dijo Jesús a los fariseos con relación al divorcio y citó a Cristo cuando dijo: “Cualquiera que se divorcie de su esposa y se case con otra comete adulterio contra ella, y si alguna vez una mujer, después de divorciarse de su esposo, se casa con otro, ella comete adulterio”. (Mr 10:11, 12.) Una declaración similar se hace en Lucas 16:18: “Todo el que se divorcia de su esposa y se casa con otra comete adulterio, y el que se casa con una mujer divorciada de un esposo comete adulterio”. Leídos por separado, estos versículos parecen prohibir el divorcio a los seguidores de Cristo sea cual sea la circunstancia, o, cuando menos, indicar que un divorciado no podría casarse de nuevo, a no ser que muriese el cónyuge del que se divorció. Sin embargo, estas palabras de Jesús, según aparecen en Marcos y Lucas, deben entenderse a la luz de la declaración más completa registrada por Mateo. En esta se incluye la frase “a no ser por motivo de fornicación” (Mt 19:9; véase también Mt 5:32), mostrando que lo que Marcos y Lucas escribieron sobre el divorcio al citar a Jesús aplicaría siempre que la razón para el divorcio no hubiese sido la fornicación (por·néi·a) de uno de los cónyuges.
Sin embargo, una persona no está obligada bíblicamente a divorciarse de un cónyuge adúltero arrepentido. El esposo o esposa cristiano puede responder con misericordia, al igual que Oseas, que al parecer tomó de nuevo a su esposa adúltera Gómer, y Jehová, que mostró misericordia al Israel arrepentido que había sido culpable de adulterio espiritual. (Os 3.)
siempre y cuando hubiera infidelidad de alguno de los dos, ...........................................creo....................................................
Este manual, Recuperar Mi Matrimonio de aquí https://tr.im/1A962 es una almohadilla de lección y estudio para todos los matrimonios aunque vayan admisiblemente o estén en conflicto, incluso para los recién casados porque con este volumen no solo aprenderás a recuperar tu matrimonio sino que igualmente, inclusive mas importante, como conservar tu relación.
Este manual, Recuperar Mi Matrimonio está enfocado a todo tipo de matrimonios y todo tipo de problemas, adicionalmente de cuando las cosas van proporcionadamente, evitar que en un futuro hayan fallos en el matrimonio.
Cualquier puede estudiar este manual porque es muy sencillo de interpretar, sin palabrejas raras. Es un libro tanta para hombres como para mujeres; jóvenes o mayores.
En este manual encontraras consejos y herramientas que te ayudarán al incremento de una buena comunicación y la resolución definitiva de tus conflictos.
Por el asunto de los "DIEZMOS y OFRENDAS" la "religión protestante" es capaz de TODO, hasta de ponerte un "menú" para que puedas elegir a la mujer que más te guste.
NO se puede hablar de UNA "religión protestante", porque son MILES de MILES, a tal punto que ni ellos mismos saben dónde están parados... andan más perdidos que "los hijos de la llorona".
Tengo amigos y compañeros de trabajo que por medio de las "sectas protestantes" llevan a sus "queridas" porque ahí les aceptan TODO, con el refrán de que:
"Jesus se llevó TODOS nuestros pecados e iniquidades"
Por lo tanto ellos SUPONEN de que pueden hacer lo que les venga en gana, porque ya son "salvos, santos, apóstoles..." y se atreven aún decir que son "los más UNGIDOS de Dios", ¿¿QUÉ TE PARECE??.
Totalmente es DIFENRENTÍSIMO en la Iglesia Católica, que toma el MATRIMONIO como SACRAMENTAL, o sea como algo SAGRADO, por la magnitud de su presente y futuro en lo referente a los HIJOS y ellos como ESPOSOS y CÓNYUGES.
Es más, el "matrimonio" en las "religiones protestantes" NO tiene el más mínimo ACTO DIVINO que lo autentique como tal./ Según he sido hasta testigo es como cualquier otro "culto/oculto", con la única diferencia que se dá alimento por parte de los contrayentes.
El matrimonio no es un sacramento para las iglesias protestantes salvo excepciones, sólo es un contrato entre dos personas, por eso puede ser disuelto si concurre una causa grave como el adulterio.
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No, en mi iglesia al menos no...pero hay algunas q lo permiten en caso de adulterio...la mia no lo admite en ningun caso.
DTBM
La Iglesia Anglicano se formó para que se autorizara un divorcio. ¿Nunca oiste hablar de Enrique VIII? El fundó la Iglesia Anglicana para poder divorciarse.
No se si pasa mucho por manos de la iglesia ese tema, créo que es algo más personal...
Créo que si conocés a Cristo y sabiendo las cosas que dijo acerca del matrimonio te vas a casar, diría pues que pidas a Jesús que traiga a tu vida la persona ideal para vivir junto a ella dignamente.
Debe ser terrible casarte para después terminar mal...
¿Sobre qué única base bíblica podría divorciarse el cristiano?
Jesús dijo en su Sermón del Monte: “Además se dijo: ‘Cualquiera que se divorcie de su esposa, déle un certificado de divorcio’. Sin embargo, yo les digo que todo el que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, la expone al adulterio, y cualquiera que se case con una divorciada comete adulterio”. (Mt 5:31, 32.) Posteriormente, después de decirles a los fariseos que la concesión de divorcio registrada en la ley mosaica no había sido una disposición vigente “desde el principio”, comentó: “Yo les digo que cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, y se case con otra, comete adulterio”. (Mt 19:8, 9.) En nuestro día, suele distinguirse entre “fornicación” y “adulterio”: el primer término aplica a la persona que tiene relaciones sexuales con otra del sexo opuesto sin estar casada, y el segundo, a la persona casada que consiente en tener ayuntamiento sexual con alguien del sexo opuesto que no es su cónyuge legal. Sin embargo, como se explica en el artículo FORNICACIÓN, este término traduce la palabra griega por·néi·a, que engloba toda forma de acto sexual ilícito fuera del matrimonio bíblico. En consecuencia, las palabras de Jesús en Mateo 5:32 y 19:9 indican que la única base válida para el divorcio es que uno de los dos cónyuges cometa por·néi·a. Dada esta circunstancia, un cristiano podría valerse de este recurso y divorciarse de su cónyuge, con lo que quedaría libre para casarse de nuevo, si lo desease, con una persona de su misma fe. (1Co 7:39.)
Si una persona casada tuviese relaciones sexuales con alguien de su mismo sexo, incurriría en un acto sucio y repulsivo (homosexualidad) y, de no arrepentirse, no podría ser contado entre los herederos del Reino. Las Escrituras también condenan el ayuntamiento con animales: la bestialidad. (Le 18:22, 23; Ro 1:24-27; 1Co 6:9, 10.) Todos estos actos —sucios en sumo grado— quedan englobados en el amplio concepto de por·néi·a. Además, ha de decirse que bajo la ley mosaica la homosexualidad y la bestialidad comportaban la pena de muerte y dejaban al cónyuge inocente en libertad para casarse de nuevo. (Le 20:13, 15, 16.)
Por otra parte, Jesucristo dijo que “todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón”. (Mt 5:28.) Sin embargo, no quiso decir con esto que ese sentimiento interior, no materializado, daba base para el divorcio. Con sus palabras, Jesús puso de manifiesto que el corazón debe mantenerse limpio y que no es procedente albergar pensamientos y deseos impropios. (Flp 4:8; Snt 1:14, 15.)
La ley rabínica judía realzaba el deber que tenía la pareja de hacer uso del débito conyugal, y si la esposa era estéril, permitía que el esposo se divorciara de ella. Sin embargo, en las Escrituras no hay base alguna que le otorgue al cristiano esa prerrogativa. La prolongada esterilidad de Sara no le dio base a Abrahán para divorciarse de ella, como tampoco —por la misma razón— pensó Isaac en divorciarse de Rebeca, Jacob de Raquel o el sacerdote Zacarías de Elisabet. (Gé 11:30; 17:17; 25:19-26; 29:31; 30:1, 2, 22-25; Lu 1:5-7, 18, 24, 57.)
No hay nada en las Escrituras que justifique a un cristiano divorciarse de su cónyuge por ser este incapaz de pagar el débito conyugal, haber perdido su sano juicio o contraído una enfermedad incurable o repulsiva. El espíritu de amor, que es propio de los cristianos, induce, no al divorcio, sino a tratar con conmiseración a ese cónyuge. (Ef 5:28-31.) Tampoco otorga la Biblia al cristiano el derecho de divorciarse de su cónyuge por ser de diferente religión; muestra, más bien, que si permanecen juntos, el cónyuge cristiano puede atraer al incrédulo a la fe verdadera. (1Co 7:12-16; 1Pe 3:1-7.)
Cuando Jesús dijo en el Sermón del Monte que ‘todo el que se divorciara de su esposa por cualquier otro motivo que no fuese el de la fornicación, la exponía al adulterio, y que cualquiera que se casara con una divorciada cometería adulterio’ (Mt 5:32), mostró que si el divorcio se producía por motivos ajenos a la por·néi·a de la esposa, el esposo la dejaría ante el riesgo de incurrir en adulterio en el futuro. Siendo que la base del divorcio no era el adulterio, no tenía verdadero valor desvinculante y, por lo tanto, no la dejaba en libertad para casarse con otro hombre y hacer vida conyugal con él. Además, cuando Cristo dijo que cualquiera que “se case con una divorciada comete adulterio”, se refería a una mujer divorciada por razones ajenas al “motivo de fornicación” (por·néi·a). Su divorcio, aunque legalmente válido, no tenía el refrendo de las Escrituras.
Marcos, al igual que Mateo (Mt 19:3-9), registró lo que dijo Jesús a los fariseos con relación al divorcio y citó a Cristo cuando dijo: “Cualquiera que se divorcie de su esposa y se case con otra comete adulterio contra ella, y si alguna vez una mujer, después de divorciarse de su esposo, se casa con otro, ella comete adulterio”. (Mr 10:11, 12.) Una declaración similar se hace en Lucas 16:18: “Todo el que se divorcia de su esposa y se casa con otra comete adulterio, y el que se casa con una mujer divorciada de un esposo comete adulterio”. Leídos por separado, estos versículos parecen prohibir el divorcio a los seguidores de Cristo sea cual sea la circunstancia, o, cuando menos, indicar que un divorciado no podría casarse de nuevo, a no ser que muriese el cónyuge del que se divorció. Sin embargo, estas palabras de Jesús, según aparecen en Marcos y Lucas, deben entenderse a la luz de la declaración más completa registrada por Mateo. En esta se incluye la frase “a no ser por motivo de fornicación” (Mt 19:9; véase también Mt 5:32), mostrando que lo que Marcos y Lucas escribieron sobre el divorcio al citar a Jesús aplicaría siempre que la razón para el divorcio no hubiese sido la fornicación (por·néi·a) de uno de los cónyuges.
Sin embargo, una persona no está obligada bíblicamente a divorciarse de un cónyuge adúltero arrepentido. El esposo o esposa cristiano puede responder con misericordia, al igual que Oseas, que al parecer tomó de nuevo a su esposa adúltera Gómer, y Jehová, que mostró misericordia al Israel arrepentido que había sido culpable de adulterio espiritual. (Os 3.)
siempre y cuando hubiera infidelidad de alguno de los dos, ...........................................creo....................................................
Este manual, Recuperar Mi Matrimonio de aquí https://tr.im/1A962 es una almohadilla de lección y estudio para todos los matrimonios aunque vayan admisiblemente o estén en conflicto, incluso para los recién casados porque con este volumen no solo aprenderás a recuperar tu matrimonio sino que igualmente, inclusive mas importante, como conservar tu relación.
Este manual, Recuperar Mi Matrimonio está enfocado a todo tipo de matrimonios y todo tipo de problemas, adicionalmente de cuando las cosas van proporcionadamente, evitar que en un futuro hayan fallos en el matrimonio.
Cualquier puede estudiar este manual porque es muy sencillo de interpretar, sin palabrejas raras. Es un libro tanta para hombres como para mujeres; jóvenes o mayores.
En este manual encontraras consejos y herramientas que te ayudarán al incremento de una buena comunicación y la resolución definitiva de tus conflictos.
Por el asunto de los "DIEZMOS y OFRENDAS" la "religión protestante" es capaz de TODO, hasta de ponerte un "menú" para que puedas elegir a la mujer que más te guste.
NO se puede hablar de UNA "religión protestante", porque son MILES de MILES, a tal punto que ni ellos mismos saben dónde están parados... andan más perdidos que "los hijos de la llorona".
Tengo amigos y compañeros de trabajo que por medio de las "sectas protestantes" llevan a sus "queridas" porque ahí les aceptan TODO, con el refrán de que:
"Jesus se llevó TODOS nuestros pecados e iniquidades"
Por lo tanto ellos SUPONEN de que pueden hacer lo que les venga en gana, porque ya son "salvos, santos, apóstoles..." y se atreven aún decir que son "los más UNGIDOS de Dios", ¿¿QUÉ TE PARECE??.
Totalmente es DIFENRENTÍSIMO en la Iglesia Católica, que toma el MATRIMONIO como SACRAMENTAL, o sea como algo SAGRADO, por la magnitud de su presente y futuro en lo referente a los HIJOS y ellos como ESPOSOS y CÓNYUGES.
Es más, el "matrimonio" en las "religiones protestantes" NO tiene el más mínimo ACTO DIVINO que lo autentique como tal./ Según he sido hasta testigo es como cualquier otro "culto/oculto", con la única diferencia que se dá alimento por parte de los contrayentes.
¡¡A-DIOS!!
Pues lo mas claro y conciso es que la mayoria de iglesias protestantes no lo aceptan
no porque El Matrimonio es un pacto con Dios Tambien y no simplemente un contrato para romperlo cuando se aburran...
El matrimonio no es un sacramento para las iglesias protestantes salvo excepciones, sólo es un contrato entre dos personas, por eso puede ser disuelto si concurre una causa grave como el adulterio.