promete hacerlo rico, hermoso y esbelto. Sólo tiene que “invertir” 59 mil pesos y ponerse a comer y vender sus suplementos alimenticios, batidos y polvos. Muchos lo hacen y los puede ver en la calle luciendo chapitas que dicen: “¿Quiere bajar de peso? Pregúnteme a mí”. Vea aquí por qué esa promesa resulta muy pocas veces.
En el hall del hotel Neruda más de cien personas esperan que empiece la entrevista de trabajo para la que han sido convocadas. La mayoría está aquí tentada por avisos que prometen “trabajo part-time” en una “empresa líder”, “sin jefes ni horarios” y donde se puede ganar “entre 500 mil y un millón de pesos”. La empresa, cuyo nombre ninguno de los citados conoce, publica una veintena de esos avisos en El Mercurio del domingo y otros tantos en Internet. Es fácil identificarlos: tienen correos como seamillonario, ganeplatafacil, etc.
Escribo a uno de esos email. Me responde Graciela Reyes. Por más que insisto nunca me dice de qué trabajo se trata ni para qué empresa es. Sólo me dice que la entrevista es el sábado a las 10 de la mañana. Insiste, varias veces, que en la entrada diga su nombre.
En el hall del hotel no hay pendones y las personas que parecen trabajar para “la empresa” solo llevan una chapita con un logo indefinible. Delante de mí dos chicas conversan sobre lo que esperan encontrar.
-Esto es una entrevista para telemarketing. Me dijeron que a cada persona le daban un cargo según lo que estudie o su profesión. Yo estudié locución, así que espero que me contraten- dice una.
Tras media hora de espera, entramos al salón. La música festiva de Juan Luis Guerra recibe a los cesantes que ya suman 200. En el escenario hay una pantalla gigante y un estrado. Media docena de personas repartidas estratégicamente toman un líquido rosado desde un vaso tipo cantimplora. Más tarde me dirán que ese líquido es lo que puede llenar mi vida de dinero.
De pronto, en los parlantes estalla el conocido axé La Manivela. La mitad de los participantes salta de sus asientos y empieza a cantar y aplaudir.
En ese momento sube al escenario Luis, quien se presenta como un médico cirujano “decepcionado de su profesión” que encontró la forma de cambiar su vida. La gente se levanta a aplaudirlo y entran en júbilo cuando el médico presenta a “Antonio Benito: uno de los distribuidores de mayor éxito dentro de la empresa”.
Benito habla rápido. Una chica a mi lado, me recomienda tomar atención: “Anota todo lo que diga, él es súper capo”. Benito presenta un “documental sobre la empresa”. Son veinte minutos en que el concepto de esfuerzo es atacado sin piedad. No al estudio, no a las largas horas de trabajo. Nada de eso sirve para alcanzar una vida exitosa.
-Si usted está contento con su vida, es el momento de dejar de escucharnos, nosotros le ofrecemos algo totalmente distinto- dice la voz del comercial.
Benito reaparece entre aplausos y gritos de admiración y sólo en ese momento se anima a dar el nombre a esta panacea: Herbalife.
Benito se extiende luego sobre la sacrificada vida de su fundador Mark Hughes y sobre las eminencias que participan en la empresa (asegura que entre ellos hay un premio Nobel). También habla de los miles de distribuidores que tienen desde India hasta Estados Unidos. La forma de trabajo es simple: “un sistema de redes que permite, a tiempo parcial, ganar desde 200 mil a un millón de pesos casi sin esfuerzo”.
La oferta parece difícil de creer pero Benito borra de inmediato esa duda de la cabeza de sus oyentes anunciando testimonios indesmentibles.
Se trata de gente que “creyó en esta opción de vida y superó su oscuro pasado”. La música institucional (con un coro en inglés donde sólo se entiende “Herbalife”), retumba en el salón.
Unos tras otro, aparecen hombres y mujeres que muestran su vitalidad y su dicha con saltos y bailes. Una vez arriba hablan del milagro que han vivido:
“Soy Viviana Plaza, con Herbalife bajé ocho kilos y ahora gano 189 mil pesos al mes a tiempo súper parcial”. “Soy Michel Acunis, con Herbalife bajé diez kilos y gano 250 mil pesos a tiempo parcial”. “Soy Alejandro, veterinario, con Herbalife bajé mi presión y ahora gano un millón de pesos al mes, gracias a Herbalife”.
El más impresionante es el testimonio de una mujer brasileña que cuenta que entre ella y su marido ganan tres millones al mes. Al señalar a su esposo, que se encuentra apoyado en una de las paredes de la sala, éste saca su billetera y la muestra al público. Lo hace con tal descuido que se le caen algunos billetes.
Los presentes gritan con admiración. El hombre sonríe y baila al ritmo de la música de Herbalife.
La gente se encolumna, esperando que este personaje les firme un autografo, INCREIBLEEEEEEEEEEEEEEEE.
Entusiasmada, la chica a mi lado toma del su vaso-cantimplora y me ofrece un trago: “Es uno de los productos. Si tú tomas de esto empiezas a bajar de peso. Todos los que estan en el frente toman de una botella un liquido ,entiendo que es de Herbalife.Tienes que reemplazarl
victi
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Hola: Cuando la limosna es grande...hasta el santo desconfia !!