la mayorÃa de las novelas picarescas son anónimas, ya que trataban temas como la religión, el hambre, la codicia de parte de miembros de la iglesia y la hipocresia de los mismos, y en ese momento existian las denominadas inquisiciones, que eran los grupos de personas que se encargaban de clausurar libros y perseguir ademas a sus escritores para asi matarlos, como tambien lo hacian con moros y judios
Anónimo, Vida del Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades (1554).
Mateo Alemán, Guzmán de Alfarache (1599 y 1604).
Juan MartÃ, Segunda parte del Guzmán de Alfarache (1603), apócrifo.
Francisco de Quevedo, Vida del Buscón llamado don Pablos (¿1603?), impreso sin permiso del autor en 1626.
Gregorio González, El guitón Honofre (1604).
Francisco López de Ãbeda, Libro de entretenimiento de la pÃcara Justina (1605).
Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo, La hija de la Celestina (1612), La ingeniosa Elena (1614), refundición y ampliación de la anterior, y El sagaz Estacio.
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el lazarillo de tormes es anonimo, como muchos otros que abordaban temas "escabrosos" de la sociedad
Cervantes escribio rinconcete y cortadillo.
la mayorÃa de las novelas picarescas son anónimas, ya que trataban temas como la religión, el hambre, la codicia de parte de miembros de la iglesia y la hipocresia de los mismos, y en ese momento existian las denominadas inquisiciones, que eran los grupos de personas que se encargaban de clausurar libros y perseguir ademas a sus escritores para asi matarlos, como tambien lo hacian con moros y judios
Rinconete y cortadillo ------- Miguel de cervantes
El buscon------------------------ Quevedo
El lazarillo de tormes--------- anónimo
....estos son los q recuerdo....
El elemento picaresco ha sido una constante en la literatura universal. Aparece en el Satyricon de Petronio Ãrbitro, en El asno de oro de Lucio Apuleyo y en otras obras clásicas, pero también en la Edad Media a través de la literatura goliardesca uno de cuyos representantes hispánicos es Juan Ruiz, arcipreste de Hita, y su Libro de Buen Amor; en las maqamat árabes configuradas como género a fines del siglo X por el persa Al Hamadani; en los fabliaux franceses; en la novela en verso Espill (Espejo, 1460), del valenciano Jaume Roig; en las aventuras folclóricas del astuto campesino medieval Till Eulenspiegel recopiladas por primera vez en 1515 en una antologÃa alemana, probablemente basada en un original más antiguo de la Baja Sajonia; en Giovanni Boccaccio y en el Arcipreste de Talavera Alfonso MartÃnez de Toledo, en La Celestina de Fernando de Rojas y sobre todo sus continuaciones, entre las que destaca la de Feliciano de Silva; en las autobiografÃas y biografÃas de criminales estudiadas por Parker, en La lozana andaluza de Francisco Delicado, etcétera. Pero la trayectoria canónica del género en España es la siguiente:
Anónimo, Vida del Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades (1554).
Mateo Alemán, Guzmán de Alfarache (1599 y 1604).
Juan MartÃ, Segunda parte del Guzmán de Alfarache (1603), apócrifo.
Francisco de Quevedo, Vida del Buscón llamado don Pablos (¿1603?), impreso sin permiso del autor en 1626.
Gregorio González, El guitón Honofre (1604).
Francisco López de Ãbeda, Libro de entretenimiento de la pÃcara Justina (1605).
Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo, La hija de la Celestina (1612), La ingeniosa Elena (1614), refundición y ampliación de la anterior, y El sagaz Estacio.
Juan Cortés de Tolosa, Lazarillo de Manzanares (1620).
Vicente Espinel, Vida del escudero Marcos de Obregón (1618).
Carlos GarcÃa, La desordenada codicia de los bienes ajenos, (1619).
Juan de Luna, Segunda parte del Lazarillo de Tormes (1620).
Jerónimo de Alcalá, Alonso, mozo de muchos años o El donado hablador, (1624).
Antonio EnrÃquez Gómez, Vida de don Gregorio Guadaña, (1644).
Atribuido a Gabriel de la Vega, La vida y hechos de Estebanillo González, hombre de buen humor, compuesto por él mesmo (1646).
Obras asimilables al género, pero que no comparten todas sus caracterÃsticas, son Rinconete y Cortadillo de Miguel de Cervantes, El diablo Cojuelo de Luis Vélez de Guevara, La varia fortuna del soldado PÃndaro (1626) de Gonzalo de Céspedes y Meneses, las novelas cortesanas con matices picarescos Las harpÃas de Madrid y coche de las estafas (1631), La niña de los embustes, Teresa de Manzanares, Aventuras del bachiller Trapaza y su continuación La garduña de Sevilla y anzuelo de las bolsas (1642) de Alonso de Castillo Solórzano, Los antojos de mejor vista de Rodrigo Fernández de Ribera, El castigo de la miseria de MarÃa de Zayas y Sotomayor; muy próximos al costumbrismo están Antonio Liñán y Verdugo con sus Avisos y guÃa de forasteros que vienen a la corte (1620) y El dÃa de fiesta por la tarde de Juan de Zabaleta, que describen una serie de tipos sospechosos de la sociedad madrileña de la época; de sesgo más autobiográfico que picaresco es la Vida de Diego de Torres y Villarroel. Una derivación hispanoamericana de la picaresca española es El Periquillo Sarniento (1816), de José JoaquÃn Fernández de Lizardi, y El lazarillo de ciegos caminantes desde Buenos Aires hasta Lima (Gijón, 1773), narración de elementos picarescos compuesta por Concolorcorvo, pseudónimo de Alonso Carrió de la Vandera (1715–1783).
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