como van? el otro dia de casualidad vi en la tv este programa que solia verlo cuando era niña, siempre me gustó, es una forma nueva de ver los cuentos de hadas y como el escenario se remonta en un siglo donde la musica clasica la epoca y la vestimenta de los personajes deja un impacto especial, y las historias que llevan a la imaginacion donde se pueden encontrar misterio, mitos que nos llevan a reflexion y nos hacen volar por un instante hacia lo mas profundo de la mente humana,,,,,,,,, La verdad que me encantá ese programa y fue bonito ver algunos capitulos que me recordaron muchas cosas,,, Gracias por el espacio
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Quiero traerte hoy a tu recuerdo, uno de esos deliciosos cuentos para que lo puedas leer, releer y entrenar y tu mísma despues, contárselo en un ambiente propicio a tu hermana, prima, hija, etc y convertirte tu en protagonista. Suerte.-
Hace mucho, muchísimo tiempo, en la próspera ciudad de Hamelín, sucedió algo muy extraño: una mañana, cuando sus gordos y satisfechos habitantes salieron de sus casas, encontraron las calles invadidas por miles de ratones que merodeaban por todas partes, devorando, insaciables, el grano de sus repletos graneros y la comida de sus bien provistas despensas.
Nadie acertaba a comprender la causa de tal invasión, y lo que era aún peor, nadie sabía qué hacer para acabar con tan inquitante plaga.
Por más que pretendían exterminarlos o, al menos, ahuyentarlos, tal parecía que cada vez acudían más y más ratones a la ciudad. Tal era la cantidad de ratones que, día tras día, se enseñoreaba de las calles y de las casas, que hasta los mismos gatos huían asustados.
Ante la gravedad de la situación, los prohombres de la ciudad, que veían peligrar sus riquezas por la voracidad de los ratones, convocaron al Consejo y dijeron: "Daremos cien monedas de oro a quien nos libre de los ratones".
Al poco se presentó ante ellos un flautista taciturno, alto y desgarbado, a quien nadie había visto antes, y les dijo: "La recompensa será mía. Esta noche no quedará ni un sólo ratón en Hamelín".
Dicho esto, comenzó a pasear por las calles y, mientras paseaba, tocaba con su flauta una maravillosa melodía que encantaba a los ratones, quienes saliendo de sus escondrijos seguían embelesados los pasos del flautista que tocaba incansable su flauta.
Y así, caminando y tocando, los llevó a un lugar muy lejano, tanto que desde allí ni siquiera se veían las murallas de la ciudad.
Por aquel lugar pasaba un caudaloso río donde, al intentar cruzarlo para seguir al flautista, todos los ratones perecieron ahogados.
Los hamelineses, al verse al fin libres de las voraces tropas de ratones, respiraron aliviados. Ya tranquilos y satisfechos, volvieron a sus prósperos negocios, y tan contentos estaban que organizaron una gran fiesta para celebrar el feliz desenlace, comiendo excelentes viandas y bailando hasta muy entrada la noche.
A la mañana siguiente, el flautista se presentó ante el Consejo y reclamó a los prohombres de la ciudad las cien monedas de oro prometidas como recompensa. Pero éstos, liberados ya de su problema y cegados por su avaricia, le contestaron: "¡Vete de nuestra ciudad!, ¿o acaso crees que te pagaremos tanto oro por tan poca cosa como tocar la flauta?".
Y dicho esto, los orondos prohombres del Consejo de Hamelín le volvieron la espalda profiriendo grandes carcajadas.
Furioso por la avaricia y la ingratitud de los hamelineses, el flautista, al igual que hiciera el día anterior, tocó una dulcísima melodía una y otra vez, insistentemente.
Pero esta vez no eran los ratones quienes le seguían, sino los niños de la ciudad quienes, arrebatados por aquel sonido maravilloso, iban tras los pasos del extraño músico.
Cogidos de la mano y sonrientes, formaban una gran hilera, sorda a los ruegos y gritos de sus padres que en vano, entre sollozos de desesperación, intentaban impedir que siguieran al flautista.
Nada lograron y el flautista se los llevó lejos, muy lejos, tan lejos que nadie supo adónde, y los niños, al igual que losratones, nunca jamás volvieron.
En la ciudad sólo quedaron sus opulentos habitantes y sus bien repletos graneros y bien provistas despensas, protegidas por sus sólidas murallas y un inmenso manto de silencio y tristeza.
Y esto fue lo que sucedió hace muchos, muchos años, en esta desierta y vacía ciudad de Hamelín, donde, por más que busquéis, nunca encontraréis ni un ratón ni un niño.
FIN
Pos claro que lo recuerdo. ^^
Una vez vi uno que decÃa:
Ãrase una vez, un pobre muchachito que estaba muy solito. Pero un dÃa una princesa muy guapa le vio y le habló, y desde ese dÃa hablaron tanto y tanto, que acabaron enamorándose. Un buen dÃa se casaron y tuvieron muuuuuuchos pekes... ¡uy!, tantos que tuvieron que comprar una casa muyyyyy grande. Y siempre fueron muy felices y se querÃan y necesitaban tanto que no podÃan estar separados ni un minuto en el tiempo. Eran muy comprensibles, muy cariñosos, muy atentos y muy muy amados y pasionales toda su vida. Tan pasionales, tanto tanto que un dÃa tuvieron que ir los bomberos a apaciguar el fuego... Y asà vivieron toda su existencia mientras cuidaban de sus pequeños y seguÃan luchando dÃa a dÃa. Hasta que un dÃa se hicieron bien viejitos y los dos se tuvieron que marchar para dejar hueco en este mundo a los nuevos que vienen a vivir a este lugar. Y allÃ, entre nubes de colores y estrellas brillantes, ahora bailan y siguen amándose en la eternidad del tiempo...
Y colorÃn colorado, este cuento se ha acabado.
Moraleja: nunca pierdas la esperanza, por muy solito que estés, algún dÃa alguien llamará a tu puerta...
FIN.
PD.: Te amo mi vida. Eres la princesa de mi sueños...
hola amiga claro que me acuerdo de ese programa a mi tambien me gustaba muchisimo ese programa y si quieres seguir viendo algunos capitulos te aconsejo que vayas a www.youtube.com ahi hay varios capitulos yo los vi bye
si lo recuerdo preciosa a mi tambien m trae gratos recuedos t mando un abrazo cuidate. interesante tu observacion
Claro que si. Soy bastante aficionado a la MitologÃa Griega y disfrutaba las recreaciones que hacÃan de algunos de los diversas mitos de la misma. Gracias por hacerme recordar.
claro me acuerdo