Se lo dijo a Clarín un hijo del hombre acusado de haber violado a la hija desde los 8 años. Y de tener 7 hijos-nietos con ella.
La voz es firme y el tono de su queja abarca una mezcla de sentimientos en los que no faltan la amargura ni la decepción. Por momentos se quiebra. De todos modos, Gerardo (37) logra contar el horror de su vida familiar con detalles que estremecen. Dice que "ese tipo" (su padre) no sólo violó a su hermana, con la cual tuvo 7 hijos, sino que abusó de algunas medio hermanas de una familia paralela, a algunas de las cuales "también violaba". Una de ellas, asegura, tiene ahora 45 años. Reprocha duramente también a su madre, empleada del Poder Judicial mendocino, a quien acusa de haber desviado la investigación iniciada hace 9 meses: "Yo denuncié a mi padre, pero mi madre es oficial de Justicia y tapaba todo".
Gerardo accedió a mantener una charla telefónica exclusiva con Clarín horas después de que su padre (Armando Lucero, 67) fuera detenido por el delito de "abuso sexual agravado por el vínculo, con acceso carnal", en perjuicio de una de sus hijas, que hoy tiene 35. En el caso hay involucrados menores de edad: seis de los siete hijos-nietos que el acusado tuvo con su hija.
"Ese tipo viola a mi hermana desde que tiene 8 años y nadie dijo nada", afirma Gerardo. Sostiene que él denunció varias veces la violencia del padre, pero como la historia era considerada "fantástica" todo se fue dando muy lentamente hasta el desenlace del viernes a la tarde: el testimonio ante la Justicia de su hermana y el arresto del ahora llamado "Monstruo de Mendoza". Lucero fue detenido por decisión del fiscal Marcelo Gutiérrez del Barrio, quien le imputó provisoriamente el delito de abuso sexual "en una cantidad indeterminada de veces". El funcionario judicial allanó la casa del hombre, ubicada en la Cuarta Sección de la capital mendocina, donde vive con su concubina de 60 años, la hija de ambos (y principal víctima), los siete hijos-nietos y su suegra.
La existencia o no del delito que se le imputa -además de la red de silencios o complicidades que pudieron favorecerlo- ya está siendo investigada por el fiscal, que ordenará en los próximos días una serie de pericias psiquiátricas y tomará declaraciones a los demás integrantes de la familia.
No fue fácil hablar con Gerardo. Tiene esposa e hijos. Y lógicas prevenciones. Teme que la difusión del caso termine afectando a los suyos. Una injusticia sobre otra. "Yo me fui de mi casa hace muchos años porque enfrentaba a mis padres por lo que pasaba y lo único que recibía como respuesta eran golpes y amenazas", afirma.
"Ese tipo no trabajó nunca, salvo en su juventud como chofer de colectivos, y mi madre es oficial de justicia".
Gerardo señala que él mismo fue sostén de sus seis hermanos, tres mujeres y tres varones, porque su madre "estaba endeudada, llena de préstamos, tenía embargado el sueldo". Todo eso, hasta que abandonó la casa y formó su propia familia.
Califica al padre como un hombre enfermo. "Cuando veía por televisión el caso de algún violador, decía: ¡Cómo puede hacer eso!".
Intenta justificar a su hermana por tolerar las violaciones y mantener el silencio durante tanto tiempo porque "ella tuvo mucho miedo". Y aclara: "Tuvo que aguantar la pesadilla desde los 8 años".
Esta acusación, que Gerardo dice que sostendrá ante el fiscal, complicaría la situación procesal de su padre, porque le agregaría al concurso real de delitos el abuso de una menor y estupro, siempre agravados por el vínculo.
Cuando promedia la conversación, Gerardo suelta de pronto una revelación que también resulta espeluznante: "Ahora descubrí que ese tipo tiene otra familia, otra concubina y 8 hijos, a algunos de los cuales -mujeres- también violaba". Las dos parejas del acusado, afirma, sabían la existencia una de otra, "pero ellas la toleraban como si fuera lo más normal del mundo".
Gerardo, quien al comienzo de la entrevista se expresaba con temeroso cuidado, va soltando su bronca acumulada. Levanta su voz para denunciar que cuando su padre violó a su media hermana de 45 años (hija de su otra pareja), "los vecinos quisieron lincharlo". Esto habría ocurrido en 1975.
Y le adjudica a su madre haber desviado la investigación cuando iban las asistentes sociales a su casa para establecer la veracidad de sus denuncias. "Ella las atendía y les decía que no pasaba nada, que todo estaba normal". Hoy, Gerardo pide justicia. Y sabe que el camino recién empieza.
que opinan acerca de esto????
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El abuso, la explotación y el sometimiento en cualquiera de sus formas me indignan y duelen profundamente. Son muchos los casos de abuso sexual, físico y emocional perpetrados por los propios familiares de las víctimas.
En estos casos hay testigos silenciosos que apañan sosteniendo esta situación en el tiempo. Madres, esposas, tíos, hermanos, no solo saben y callan, también sabotean intentos de liberación.
Poco se habla en los medios de estos cómplices, ellos también son abusadores. Creo que la ley debería condenarlos también, que no sea tan fácil y cómodo para ellos. Una madre no puede decir que nunca se dio cuenta de que su marido violo durante 15 años a su propia hija o que este tuvo 7 nietos en sótano de su propia casa. La ley debe exhortar a padres, tutores y responsables a cargo a defender y proteger a los menores.
Parece que el costo de denunciar es más alto que el de callar. Esto debe cambiar. El castigo a estos culpables es necesario.
Es un caso de abuso de poder.