Es un cuento de fantasmas, cuyo protagonista espectral es un infante que llora en el cuarto vecino de un viajero.
Léelo completo, es de Julio Cortázar.
Extracto de la entrevista de Omar Prego Gadea a Julio Cortázae:
Los cuentos: un juego mágico
OP: "La puerta condenada" es, en cierto modo, un cuento fuera de serie con relación al elemento fantástico que allà se introduce.
JC: Es muy posible. En ese cuento hay una cosa que a mà me gusta y es que creo que acerté con el personaje, porque hice un hombre muy pied-à -terre, es un hombre de negocios que está en sus cosas, que vino a terminar unos contratos, no es ningún imaginativo en especial. Y entonces a él la cosa le cae con mucho más violencia, porque sale completamente de su órbita. Ãl no se imagina jamás nada extraño hasta la última frase del cuento, en la que él tampoco dice nada pero es posible imaginar lo que pensó. Supongo que él también huyó.
OP: SÃ, claro. El cuento termina asÃ: "Extrañaba el llanto del niño, y cuando mucho más tarde lo oyó, débil pero inconfundible a través de la puerta condenada, por encima del miedo, por encima de la fuga en plena noche supo que estaba bien y que la mujer no habÃa mentido al arrullar al niño, al querer que el niño se callara para que ellos pudieran dormirse". Ya ahà tenés claramente dibujada la noción de triángulo: "para que ellos pudieran dormirse".
JC: Vos decÃs que es un cuento fuera de serie. Yo dirÃa que es más convencional, porque ahà evidentemente hay un fantasma y a mà no me gusta, como sabés muy bien, trabajar con fantasmas.
OP: SÃ, pero no está demasiado claro tampoco, porque en la literatura moderna todo narrador es un personaje dudoso. Se acabó la época en que podÃamos depositar nuestra confianza en los narradores, como en los buenos tiempos de un Dickens, por ejemplo. Porque si bien el cuento está narrado en tercera persona por un narrador no comprometido, de todos modos está contado desde el punto de vista de Petrone.
JC: Esa tentativa de interpretación (de explicación) de los cuentos fantásticos, mÃos o de otros, puede muchas veces optar por esa solución, la de que finalmente el personaje imagina lo que cree haber vivido. Pero precisamente pensando en eso (lo debo haber pensado) hice de Petrone el ser menos imaginativo del mundo. Porque si yo hubiera escrito: "Llegué al Hotel Cervantes, etcétera, etcétera", el lector piensa de inmediato que yo es Julio Cortázar y enseguida se dice: "Bueno, éste se las piensa todas, se imagina todo, es un neurótico, es un loco". Tengo ya mi buena fama... Sin embargo, Petrone piensa un poco en algún momento que a lo mejor la mujer es una histérica que finge. Porque nunca la ha visto con el niño, él se la cruza una o dos veces en el pasillo y le parece extraño que un niñito tan difÃcil quede abandonado en la pieza. Y piensa que en una de esas se trata de una de tantas madres frustradas que acuna a un niño imaginario y que, a la manera de una ventrÃlocua, imita los lloriqueos del niño. Incluso cuando la mujer se va, cuando la mujer abandona el hotel precipitadamente, Petrone está a punto de explicarse con el gerente. Pero se dice que después de todo no tiene importancia, que debe tratarse de una histérica.
La piedra y el madero en “Puerta condenada” de Julio Cortázar
M'hammed DARBAL
http://www.ucm.es/info/especulo/numero38/cuencort....
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Es un cuento de fantasmas, cuyo protagonista espectral es un infante que llora en el cuarto vecino de un viajero.
Léelo completo, es de Julio Cortázar.
Extracto de la entrevista de Omar Prego Gadea a Julio Cortázae:
Los cuentos: un juego mágico
OP: "La puerta condenada" es, en cierto modo, un cuento fuera de serie con relación al elemento fantástico que allà se introduce.
JC: Es muy posible. En ese cuento hay una cosa que a mà me gusta y es que creo que acerté con el personaje, porque hice un hombre muy pied-à -terre, es un hombre de negocios que está en sus cosas, que vino a terminar unos contratos, no es ningún imaginativo en especial. Y entonces a él la cosa le cae con mucho más violencia, porque sale completamente de su órbita. Ãl no se imagina jamás nada extraño hasta la última frase del cuento, en la que él tampoco dice nada pero es posible imaginar lo que pensó. Supongo que él también huyó.
OP: SÃ, claro. El cuento termina asÃ: "Extrañaba el llanto del niño, y cuando mucho más tarde lo oyó, débil pero inconfundible a través de la puerta condenada, por encima del miedo, por encima de la fuga en plena noche supo que estaba bien y que la mujer no habÃa mentido al arrullar al niño, al querer que el niño se callara para que ellos pudieran dormirse". Ya ahà tenés claramente dibujada la noción de triángulo: "para que ellos pudieran dormirse".
JC: Vos decÃs que es un cuento fuera de serie. Yo dirÃa que es más convencional, porque ahà evidentemente hay un fantasma y a mà no me gusta, como sabés muy bien, trabajar con fantasmas.
OP: SÃ, pero no está demasiado claro tampoco, porque en la literatura moderna todo narrador es un personaje dudoso. Se acabó la época en que podÃamos depositar nuestra confianza en los narradores, como en los buenos tiempos de un Dickens, por ejemplo. Porque si bien el cuento está narrado en tercera persona por un narrador no comprometido, de todos modos está contado desde el punto de vista de Petrone.
JC: Esa tentativa de interpretación (de explicación) de los cuentos fantásticos, mÃos o de otros, puede muchas veces optar por esa solución, la de que finalmente el personaje imagina lo que cree haber vivido. Pero precisamente pensando en eso (lo debo haber pensado) hice de Petrone el ser menos imaginativo del mundo. Porque si yo hubiera escrito: "Llegué al Hotel Cervantes, etcétera, etcétera", el lector piensa de inmediato que yo es Julio Cortázar y enseguida se dice: "Bueno, éste se las piensa todas, se imagina todo, es un neurótico, es un loco". Tengo ya mi buena fama... Sin embargo, Petrone piensa un poco en algún momento que a lo mejor la mujer es una histérica que finge. Porque nunca la ha visto con el niño, él se la cruza una o dos veces en el pasillo y le parece extraño que un niñito tan difÃcil quede abandonado en la pieza. Y piensa que en una de esas se trata de una de tantas madres frustradas que acuna a un niño imaginario y que, a la manera de una ventrÃlocua, imita los lloriqueos del niño. Incluso cuando la mujer se va, cuando la mujer abandona el hotel precipitadamente, Petrone está a punto de explicarse con el gerente. Pero se dice que después de todo no tiene importancia, que debe tratarse de una histérica.
La piedra y el madero en “Puerta condenada” de Julio Cortázar
M'hammed DARBAL
http://www.ucm.es/info/especulo/numero38/cuencort....