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Nuestro país es la patria grande, hermosa, independiente llena de seres con alma, corazón y vida; es nuestra patria nuestro propio sentimiento de soberanía, de respeto y admiración. Nuestra patria es la cuna que nos vió nacer y nos permitirá dormir en ella por siempre, cuando ella nos llame pues de ella nacemos. Es nuestro país la esencia misma de todo un sentir nacionalista que nos identifica ante el mundo entero; nuestra patria significa un mundo donde nuestros sentimientos son la expresión viva de todos los grandes valores como aporte a la humanidad. No es nuestra patria un objeto inanimado, es un mundo en constante efervecencia, con habitantes llenos de vida, con ríos caudalosos, mares, lagos, plantas, flores, frutos, animales, insectos, niños, adolescentes, adultos, ancianos, arañas, árboles, cielo, estrellas, luna, sol y viento... nuestra patria es la fuerza propia de una historia que se ha venido escribiendo desde que la habitaron los primeros hombres, y que se seguirá haciendo por siempre.

Lamentablemente en mi país, Venezuela, hay gente que la odia, que la quiere vender al mejor postor, que odia a sus hermanos, odia a sus libertadores, odia lo bueno que otros hacen, odia nuestras libertades por imponer sus criterios esclavizantes, odian a su pueblo, todo por que hay un presidente, que con errores y aciertos, es nacionalista, piensa siempre en su gente, en su pueblo, en todos nosotros, inclusive en quienes la odian, un presidente que busbca un mejor bienestar para todos, sin importarle quienes sean y de donde vengan. Tal parece que porque no les gusta que un presidente ame a su pueblo hay un instinto perverso que aflora sin que se den cuenta, perjudicando a la nación en todos los aspectos sin detenerse ni darse cuenta de que viven y tienen su familia en esta tierra de gracia, y que al afectar a su patria con ideas enfermizas, enferman también a su familia.

Odiar un país es ser antinacionalista, es ser nacista, fascista y ruín, pues no hay causas ni fundamentos para actuar de tal manera.

Venezuela, un país hermano que abre sus manos generosas a los pueblos del munto entero.