Tras la victoria en el pantano de vargas, Simón Bolívar toma posesión de la ciudad de Tunja el 5 de agosto de 1819, interfiriendo las comunicaciones de la tercera división realista bajo el mando del coronel José María Barreiro, quien, para recuperarlas, se desplazó por el camino principal, a través del páramo de Cómbita, para llegar a la localidad de Motavita el día 6.
Los soldados patriotas presionaron con heroísmo contra las fuerzas de Barreiro. La infantería patriota, con perfecta disciplina y asombrosa actividad militar, hizo un movimiento rápido y envolvente. Por su parte, el coronel Juan José Rondón con sus lanceros de Llano Arriba recibió la orden de atacar por el centro al ejército realista. Los lanceros de Rondón arremetieron con ímpetu a la infantería realista, que incapaz de resistir retrocedió en desorden. Un escuadrón de la caballería realista huyó por el camino de Samacá sin presentar resistencia. Asimismo, los patriotas aniquilaron al Batallón 2 de Dragones del ejército español.
Por su parte, simultáneamente Santander ordenó a las guías de Casanare, guiados por José María Ruiz, pasar al riachuelo Teatinos para volver por la espalda a la vanguardia realista. Los patriotas treparon por los escarpados lugares llenos de matorrales y se presentaron de improviso para envolver por la espalda a la vanguardia realista comandada por el coronel Francisco Jiménez. Dos escuadrones de españoles se enfrentaron a los llaneros, pero fueron derrotados. El general Santander aprovechó el desconcierto del enemigo para lanzar sobre el Puente de Boyacá a los batallones Cazadores y Primero de Línea, comandados por los tenientes coroneles Joaquín París y Antonio Obando. La vanguardia patriota pasó a la orilla derecha del río Teatinos o Boyacá y se tomó el Puente, el objetivo de la contienda.
La Batalla de Boyacá se convirtió en la piedra angular de la independencia del norte de Suramérica, que llevó a los triunfos de las batallas de Carabobo en Venezuela, Pichincha en Ecuador y Junín Ayacucho en el Perú y Alto Perú o Bolivia.
Hay cuatro hechos que si no se presentan podrían haber cambiado el curso de la guerra de la independencia.
1. El ataque Heroico de Rondón y sus lanceros, que volteó la batalla del Pantano de Vargas, porque si esto no ocurre los patriotas habrían sido derrotados.
2. La información clave de la niña Estefanía Parra en el Puente de Boyacá facilitó el ataque y la encerrona a las fuerzas de Barreiro, que si logran pasar el ducto habrían huido, al menos la mayor parte.
3. La captura del general Barreiro por parte del niño-soldado Pascasio Martínez, que de no producirse hubiera permitido al oficial español huir hasta Santa Fe, donde había una fuerza de más de 3.500 hombres, reagruparlos y dar pelea con mejores recursos.
4. El rumor de derrota que llegó a Santa Fe, donde el virrey Juan Sámano encabezó una desbandada general de las fuerzas militares y del gobierno español. Si ese chisme no llega, así y en forma oportuna, seguramente otro sería el destino de esta campaña libertadora, que duró 77 días y en la cual se libraron cinco combates con resultados de victoria: el del Trincherón de la Paya, el 27 de junio de 1819; los de Gámeza y Tópaga 5 y 6 de julio), después del increíble paso del ejército libertador por el Páramo de Pisba; Pantano de Vargas (25 de julio); Puente de Boyacá, 7 de agosto.
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Tras la victoria en el pantano de vargas, Simón Bolívar toma posesión de la ciudad de Tunja el 5 de agosto de 1819, interfiriendo las comunicaciones de la tercera división realista bajo el mando del coronel José María Barreiro, quien, para recuperarlas, se desplazó por el camino principal, a través del páramo de Cómbita, para llegar a la localidad de Motavita el día 6.
Los soldados patriotas presionaron con heroísmo contra las fuerzas de Barreiro. La infantería patriota, con perfecta disciplina y asombrosa actividad militar, hizo un movimiento rápido y envolvente. Por su parte, el coronel Juan José Rondón con sus lanceros de Llano Arriba recibió la orden de atacar por el centro al ejército realista. Los lanceros de Rondón arremetieron con ímpetu a la infantería realista, que incapaz de resistir retrocedió en desorden. Un escuadrón de la caballería realista huyó por el camino de Samacá sin presentar resistencia. Asimismo, los patriotas aniquilaron al Batallón 2 de Dragones del ejército español.
Por su parte, simultáneamente Santander ordenó a las guías de Casanare, guiados por José María Ruiz, pasar al riachuelo Teatinos para volver por la espalda a la vanguardia realista. Los patriotas treparon por los escarpados lugares llenos de matorrales y se presentaron de improviso para envolver por la espalda a la vanguardia realista comandada por el coronel Francisco Jiménez. Dos escuadrones de españoles se enfrentaron a los llaneros, pero fueron derrotados. El general Santander aprovechó el desconcierto del enemigo para lanzar sobre el Puente de Boyacá a los batallones Cazadores y Primero de Línea, comandados por los tenientes coroneles Joaquín París y Antonio Obando. La vanguardia patriota pasó a la orilla derecha del río Teatinos o Boyacá y se tomó el Puente, el objetivo de la contienda.
La Batalla de Boyacá se convirtió en la piedra angular de la independencia del norte de Suramérica, que llevó a los triunfos de las batallas de Carabobo en Venezuela, Pichincha en Ecuador y Junín Ayacucho en el Perú y Alto Perú o Bolivia.
Hay cuatro hechos que si no se presentan podrían haber cambiado el curso de la guerra de la independencia.
1. El ataque Heroico de Rondón y sus lanceros, que volteó la batalla del Pantano de Vargas, porque si esto no ocurre los patriotas habrían sido derrotados.
2. La información clave de la niña Estefanía Parra en el Puente de Boyacá facilitó el ataque y la encerrona a las fuerzas de Barreiro, que si logran pasar el ducto habrían huido, al menos la mayor parte.
3. La captura del general Barreiro por parte del niño-soldado Pascasio Martínez, que de no producirse hubiera permitido al oficial español huir hasta Santa Fe, donde había una fuerza de más de 3.500 hombres, reagruparlos y dar pelea con mejores recursos.
4. El rumor de derrota que llegó a Santa Fe, donde el virrey Juan Sámano encabezó una desbandada general de las fuerzas militares y del gobierno español. Si ese chisme no llega, así y en forma oportuna, seguramente otro sería el destino de esta campaña libertadora, que duró 77 días y en la cual se libraron cinco combates con resultados de victoria: el del Trincherón de la Paya, el 27 de junio de 1819; los de Gámeza y Tópaga 5 y 6 de julio), después del increíble paso del ejército libertador por el Páramo de Pisba; Pantano de Vargas (25 de julio); Puente de Boyacá, 7 de agosto.
aki tienes para scojer spero t sirva
y mirá, a pesar de que las batallas se planifican es muy raro que se las ensaye